Un gran desastre es la suma de pequeños errores. Los ajedrecistas muchas veces realizamos una jugada que consideramos "normal o natural", pero que la posición no pedía y se convierte en un error que hasta puede llevarnos a la derrota en pocas jugadas. Eso es lo que hace de nuestro juego algo especial y apasionante. El convivir con el error y salir airoso es un gran mérito.
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