Jugamos una partida con un maestro y sin que el haga algo especial, nos gana "por un simple peón." Sí, los principiantes no damos la importancia que el peón merece y perdemos una y otra vez. Con el paso del tiempo nos damos cuenta de que, como dijo Philidor "los peones son el alma del ajedrez" y empezamos a darnos cuenta de que cada apertura tiene su propia estructura de peones y estudiarla es un trabajo necesario para todo ajedrecista.
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